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Neurocirugía en México: de los primeros pasos a la modernidad
Lic. Edgar Daniel Guzmán-Ríos y Est. Kenna Estefanía Guzmán-Ríos.
La neurocirugía se define como la especialidad médica que se encarga del estudio de las enfermedades quirúrgicas del sistema nervioso central y periférico, incluyendo el cerebro, la médula espinal, los nervios periféricos y el sistema cerebrovascular. Su relevancia radica en su capacidad de abordar enfermedades que afectan de manera grave la calidad de vida. Las estadísticas globales indican que cada año aproximadamente 22.6 millones de pacientes sufren de trastornos neurológicos o lesiones que requieren la intervención de un neurocirujano, de los cuales 13.8 millones necesitan cirugía.
La neurocirugía ha avanzado desde procedimientos rudimentarios hasta técnicas mínimamente invasivas[1]. En México, su desarrollo ha sido influido por tendencias globales y necesidades locales. La historia de la neurocirugía en México comienza en la década de 1930 con el Dr. Manuel Velasco Suárez, considerado el pionero de la neurocirugía en el país, y con el Dr. Clemente Robles.
El Dr. Clemente Robles se convirtió en el primer médico mexicano en estudiar neurocirugía en el extranjero. Durante su estancia en clínicas de Estados Unidos, se interesó profundamente en esta área y sus procedimientos más avanzados. Al regresar a México en 1937, se incorporó como médico en el Hospital General. En 1938, las autoridades del hospital lo asignaron al pabellón 7, originalmente destinado a cirugía general, que él transformó en un espacio orientado hacia la neurocirugía con el apoyo de un equipo de cirujanos. Ese mismo año, Robles y su equipo realizaron con éxito la primera extirpación de un tumor cerebral en México. Este logro llevó a que el pabellón 7 fuera oficialmente designado como el primer departamento de neurocirugía en el país.
Por su parte, el Dr. Manuel Velasco Suárez, entrenado en Alemania y Estados Unidos, fue clave en la introducción de las técnicas neuroquirúrgicas modernas en México. Sus esfuerzos sentaron las bases para la enseñanza y la práctica de la neurocirugía en instituciones de salud y educación.
Otros personajes destacados en el desarrollo de la neurocirugía en México fueron el Dr. Juan Cárdenas y Cárdenas y el Dr. Hernando Guzmán West. El Dr. Juan Cárdenas se graduó como médico en 1937 y, en 1943, obtuvo una beca para estudiar neurocirugía en Estados Unidos y Canadá. A su regreso, impartió clases en la Escuela Nacional de Medicina y, en 1960, estableció un curso de especialización en neurocirugía en el Hospital Juárez, contribuyendo significativamente a la formación de futuros neurocirujanos.
Por su parte, el Dr. Hernando Guzmán West se graduó como médico cirujano en 1941. En 1944, obtuvo una beca para especializarse en neurocirugía en la Clínica Mayo. Regresó a México en 1948 y se incorporó como neurocirujano en el Hospital General. Más tarde, fue profesor de clínica neurológica en la Escuela Nacional de Medicina y jefe de la División de Cirugía del Hospital 20 de Noviembre.
Pero, las mujeres no se quedan atrás. En América Latina, la primera mujer neurocirujana fue la Dra. María Cristina Sancho y Álvarez-Tostado, originaria de Guadalajara, Jalisco. Egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1947, completó su especialización en el Instituto de Neurocirugía e Investigaciones Cerebrales de Santiago de Chile en 1951. Al regresar a México, se integró al Hospital General La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y posteriormente asumió la jefatura del Departamento de Neurocirugía del Instituto Nacional de Cancerología, marcando un hito en la historia médica del país.
En 1952 se fundó la Sociedad Mexicana de Neurología y Neurocirugía, que formalizó la neurocirugía en México y promovió la investigación. Durante los años 60 y 70, surgieron centros especializados, como el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) en 1964, clave para el desarrollo académico y clínico de la especialidad.
Entre 1980 y el 2000, la neurocirugía en México se modernizó con la introducción de técnicas como la microcirugía y la neurocirugía funcional. Avances en imagenología, como la tomografía computarizada[2] y la resonancia magnética[3], mejoraron el diagnóstico y la planificación quirúrgica. Los programas de residencia se reforzaron en hospitales especializados, mejorando la formación de especialistas. También hubo mayor internacionalización, con médicos mexicanos capacitándose en el extranjero.
En 1982, la Dra. Ana Lilia Siordia Karam se convirtió en la primera mujer en graduarse como neurocirujana del INNN. Años después, en 1996, la Dra. María Petra Herrera Guerrero ingresó a la residencia de neurocirugía en el INNN y fue la primera mujer en ocupar el cargo de jefa de residentes en todas las especialidades de esta institución. Durante su formación, ambas enfrentaron discriminación de género y dificultades en sus relaciones interpersonales y laborales. Sin embargo, lograron superar estas barreras, abriendo camino para futuras generaciones de mujeres en un campo históricamente dominado por hombres.
En el siglo XXI, la neurocirugía en México ha adoptado procedimientos mínimamente invasivos como la endoscopia[4]y la cirugía robótica[5], la neurocirugía asistida por imagen y las cirugías funcionales avanzadas[6]. Hay una red creciente de neurocirujanos en centros de alto nivel, públicos y privados. Las técnicas de neuronavegación[7] y cirugía guiada por imagen[8] mejoraron los resultados y la seguridad.
Además, se ha consolidado la investigación en neurocirugía a nivel nacional, con centros como el INNN y diversas universidades promoviendo estudios sobre trauma craneoencefálico, neurocirugía oncológica y trastornos funcionales como la epilepsia y el Parkinson. Asimismo, el uso de las terapias avanzadas, como los implantes de estimulación cerebral profunda[9], en los cuales se coloca un dispositivo en el cerebro para enviar impulsos eléctricos, se ha implementado en la práctica diaria.
El desarrollo de la neurocirugía en México ha estado influenciado por las tendencias internacionales, aunque ha enfrentado desafíos propios. Mientras que países como Estados Unidos y Alemania adoptaron rápidamente técnicas avanzadas de neurocirugía, México tuvo un desarrollo más gradual debido a la falta de recursos y tecnología en las primeras décadas. A pesar de esto, la neurocirugía en México ha alcanzado estándares internacionales en las últimas décadas gracias a la inversión en tecnología, la capacitación de especialistas en el extranjero y la creación de redes colaborativas internacionales.
México ha adoptado muchas de las técnicas y herramientas desarrolladas globalmente. En comparación con otros países, uno de los retos persiste en la desigualdad en la distribución de recursos y el acceso a la neurocirugía en las zonas rurales y marginadas del país, lo que contrasta con el acceso universal que ofrecen algunos sistemas de salud más avanzados.
La neurocirugía en México ha recorrido un largo camino desde sus inicios con las figuras de destacadas mexicanas y mexicanos que pusieron las bases de esta especialidad en el país, hasta las sofisticadas técnicas mínimamente invasivas que se utilizan hoy en día. A lo largo de este proceso, esta nación ha superado limitaciones estructurales y ha avanzado en paralelo a las innovaciones internacionales. No obstante, aún quedan desafíos, como la equidad en el acceso a servicios de alta especialidad y el fortalecimiento de la investigación. La neurocirugía en México se encuentra en un punto donde la modernización y la expansión de los servicios neuroquirúrgicos pueden continuar mejorando la atención a los pacientes y consolidando la especialidad en el país.
[1] Procedimientos quirúrgicos que usan pequeñas incisiones y herramientas para reducir el daño a los tejidos y acelerar la recuperación.
[2] Técnica que usa rayos X para crear imágenes detalladas del interior del cuerpo.
[3] Técnica que utiliza imanes y ondas de radio para obtener imágenes claras y detalladas de los órganos y tejidos internos.
[4] Técnica que utiliza una cámara para visualizar y operar en el interior del cuerpo a través de pequeñas incisiones o cavidades.
[5] Cirugía realizada con la ayuda de robots controlados por médicos.
[6] Operaciones diseñadas para mejorar o restaurar funciones específicas del cuerpo, como movimientos o control de síntomas neurológicos.
[7] Tecnología que guía a los cirujanos durante una operación usando imágenes del cerebro para mayor precisión.
[8] Procedimiento quirúrgico que usa imágenes obtenidas antes o durante la cirugía, para planificar y realizar la operación con exactitud.
[9] Tratamiento que implanta un dispositivo en el cerebro para enviar impulsos eléctricos y tratar enfermedades como el Parkinson o la epilepsia.
Para más información consulte:
dos Santos S.F., dos Santos S.R.P., Bem J.L.S., de Azevedo F.H.R.C. (2022). The evolution of neurosurgery throughout the ages: From trepanations in prehistory to the robotic era. Arq. Bras. Neurocir. 41(2), 153–158. https://doi.org/10.1055/s-0042-1742424
Mejía-Pérez S.I., Cervera-Martínez C., Sánchez-Correa T.E., Corona-Vázquez T. (2017). La mujer en neurocirugía en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN). Gac. Med. Mex. 153(2), 279–282.
Sotelo J. (2004). The national institute of neurology and neurosurgery of Mexico on its 40th anniversary. Surg. Neurol.61(2), 204–206. https://doi.org/10.1016/j.surneu.2003.07.004
Lic. Edgar Daniel Guzmán-Ríos y Est. Kenna Estefanía Guzmán-Ríos I Universidad Autónoma de Nayarit. Nay., México.
Fecha de publicación en línea: 18 de septiembre, 2025.
Citar este artículo como:
Guzmán-Ríos E.D., Guzmán-Ríos K.E. (2025). Neurocirugía en México: de los primeros pasos a la modernidad. Ciencia Cakotanú. 6(3), 10–12. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/v6n3-2025/neurocirugía-en-méxico-de-los-primeros-pasos-a-la-modernidad