Próxima apertura para la recepción de artículos para el 2026: octubre-diciembre
Endoparásitos: así conquistan a los gigantes oceánicos
Dr. José Raúl Morales-Ávila y M.C. Norma A. Flores-Lozano.
Cuando pensamos en obtener energía de los alimentos en el océano, una forma de hacerlo es la depredación. Es difícil imaginar a los imponentes tiburones o a las enormes ballenas siendo cazados y consumidos por otros depredadores. Sorpresivamente, sin importar qué lugar ocupen en la red alimenticia, son los diminutos organismos llamados endoparásitos quienes se atreven a robar energía a cualquier depredador.
La vida de los endoparásitos es fascinante y los hace únicos. Por ejemplo, viven dentro de otros seres vivos (hospederos), de quienes toman nutrientes. Los endoparásitos pueden robar la energía de cualquier depredador, muy lentamente y en pequeñas cantidades y, más importante aún, sin necesidad de matarlo. Así, los endoparásitos se benefician y el hospedero resulta perjudicado sin siquiera percatarse de la presencia de su huésped.
La presencia de endoparásitos se remonta millones de años atrás. Hay registros de endoparásitos en ámbar (resina fosilizada) y en coprolitos (excremento fosilizado). Los fósiles indican que los endoparásitos han existido desde hace 100 y 260 millones de años, ubicando hasta ahora esos eventos de infección entre mediados del periodo Pérmico y Cuaternario. Esto muestra que los endoparásitos han interactuado con los primeros organismos acuáticos que se alimentaban cazando; es decir, los endoparásitos vivían dentro de depredadores marinos, como los tiburones prehistóricos.
Los endoparásitos han evolucionado; es decir, han modificado su cuerpo y se han especializado a través de todos esos millones de años para robar energía del hospedero. Esas modificaciones les ayudan a resistir la acción corrosiva de los ácidos estomacales y evadir las defensas internas del hospedero, conocidas como sistema inmunitario.
Como resultado de su evolución, los endoparásitos se volvieron dependientes, porque la energía requerida para realizar sus funciones esenciales, como alimentarse y reproducirse, proviene exclusivamente de sus hospederos. Por eso tienen pocas probabilidades de sobrevivir fuera de ellos. Así que, rara vez matan a su hospedero, ya que dependen de él.
Los documentales sobre depredación en el medio marino nos muestran a animales carnívoros, como tiburones y orcas, cazando peces, focas, tortugas y aves para alimentarse. Aunque cazar parece simple, en realidad es un proceso complejo en el que incluso podrían participar los endoparásitos, aunque casi nunca son mencionados.
Los endoparásitos “trasbordan” a través de la red alimenticia desde la presa hacia el depredador. Esto se asemeja a la estrategia de los griegos cuando utilizaron un caballo de madera como regalo para los troyanos, ocultando dentro de él a sus soldados, quienes luego conquistaron la ciudad. Así, pasando desapercibidos, los endoparásitos logran instalarse dentro del depredador y robarle energía durante toda su vida.
Para unos endoparásitos, la estrategia del caballo de Troya funciona así: sus huevos son ingeridos por microcrustáceos, donde se desarrollan en larvas. Luego, los microcrustáceos son cazados y digeridos por los peces. Pero los ácidos estomacales de estos peces no destruyen las larvas. Estas sobreviven, permanecen en el nuevo hospedero y comienzan a consumir su energía para desarrollarse en juveniles. Este fenómeno vuelve a ocurrir cuando los peces infectados con endoparásitos juveniles son cazados por tiburones. Entonces, los tiburones se convierten en lo que los biólogos llaman hospederos finales: allí los parásitos llegan a su etapa adulta, se reproducen y liberan huevos que vuelven al mar para infectar nuevas presas. El ciclo vuelve a comenzar y la energía sigue fluyendo.
Todo esto muestra que la energía en nuestro planeta se redistribuye de formas insospechadas. El robo de energía por parte de los endoparásitos es único, movilizándose sigilosamente en las redes alimenticias y afectando a los depredadores, quienes se vuelven víctimas ante estos diminutos e ingeniosos invasores.
Para más información consulte:
Lafferty K.D., Dobson A.P., Kuris A.M. (2006). Parasites dominate food web links. PNAS, 103(30), 11211-11216. https://doi.org/10.1073/pnas.0604755103
Luo C., Palm H. W., Zhuang Y., Jarzembowski E.A., Nyunt T.T., Wang B. (2024). Exceptional preservation of a marine tapeworm tentacle in Cretaceous amber. Geology. https://doi.org/10.1130/G52071.1
Sánchez H.S. (2005). Coevolución genética de la interacción parásito-hospedero. Ciencia ergo-sum, 12(2), 144-148. https://www.redalyc.org/pdf/104/10412205.pdf
Dr. José Raúl Morales-Ávila I Aquaculture Center, Ministry of Fisheries Wealth and
Water Resources, Al Bustan, Muscat, Sultanato de Omán.
M.C. Norma A. Flores-Lozano I Universidad Pedagógica Nacional, La Paz, B.C.S., México.
Fecha de publicación en línea: 24 de noviembre, 2025.
Citar este artículo como:
Morales-Ávila J.R., Flores-Lozano N.A. (2025). Endoparásitos: así conquistan a los gigantes oceánicos. Ciencia Cakotanú. 6(S1), x-x. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/v6s1-2025/endoparásitos-así-conquistan-a-los-gigantes-oceánicos