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Inteligencia: más allá de los test y las teorías
Dra. Yareli Lizbeth Rojas Salazar y Dr. Emiliano Gómez Montañez.
La inteligencia es una cualidad que se define como la capacidad de aprender, entender y aplicar conocimientos y habilidades en diversas situaciones. No obstante, su definición es un concepto complejo que ha sido abordado desde múltiples perspectivas, y para desentrañar sus múltiples facetas se han desarrollado diversas teorías. Este texto explora las principales teorías de la inteligencia, los factores genéticos y ambientales que influyen en ella, y los desafíos en su medición.
Una de las teorías más influyentes es la teoría de las inteligencias múltiples del psicólogo estadounidense Howard Gardner, quien propuso que no existe una sola inteligencia. De acuerdo con este psicólogo, existen múltiples formas de inteligencia como la lingüística, la lógico-matemática, espacial, musical, corporal-kinestésica[1], interpersonal, intrapersonal y naturalista.
Por otro lado, tenemos la teoría triárquica de la inteligencia del psicólogo estadounidense Robert Sternberg, la cual sugiere que la inteligencia se compone de tres partes relacionadas con: analítica, creatividad y práctica. La parte analítica se refiere a la capacidad de analizar y evaluar ideas; la creativa, a la habilidad de generar ideas nuevas y útiles; y la práctica, a la capacidad de aplicar ideas en contextos reales.
Otra perspectiva importante es la teoría de la inteligencia emocional, del psicólogo y reportero estadounidense Daniel Goleman, que destaca la importancia de comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Goleman menciona que la inteligencia emocional se compone de la autoconciencia, la autorregulación, motivación, empatía y de habilidades sociales.
Además de estas teorías, los factores genéticos y ambientales juegan un papel crucial en el desarrollo de la inteligencia. Algunas investigaciones en genética han revelado que aproximadamente el 50% de las diferencias en los niveles de inteligencia entre las personas se deben a factores genéticos. Sin embargo, el ambiente es igualmente importante. Por ejemplo, el acceso a una educación de calidad y el estímulo en la infancia temprana pueden potenciar el desarrollo cognitivo. Del mismo modo, algunos factores como el estrés crónico, la malnutrición o la falta de estimulación durante los primeros años de vida pueden limitar este desarrollo.
Pese a que cada teoría sobre la inteligencia es distinta, una pregunta que resalta es: ¿La inteligencia se puede heredar? La investigación en genética ha evidenciado que alrededor de la mitad de la variabilidad en los niveles de inteligencia está relacionada con las diferencias en el ADN (ácido desoxirribonucleico) de cada persona. Específicamente, estudios realizados en gemelos y otros familiares han revelado una marcada influencia genética en la inteligencia. Además, los avances en las investigaciones de asociación del genoma completo (GWAS, por sus siglas en inglés) han demostrado una fuerte correlación entre los años de educación y la inteligencia, tanto desde un punto de vista fenotípico[2], como genético.
Otro aspecto interesante que ha existido desde el inicio de la humanidad es la posibilidad de medir la inteligencia, lo cual ha sido un desafío complejo que, aún no tiene una respuesta específica. Pero, que se han utilizado en pruebas de cociente intelectual (CI), y en la escala de inteligencia para adultos de Wechsler (WAIS-III, por sus siglas en inglés), para evaluar habilidades como la lógica, el razonamiento y la resolución de problemas. No obstante, estas pruebas han sido criticadas por su sesgo cultural y por no considerar todas las facetas de las capacidades humanas.
En resumen, la inteligencia es un concepto multifacético cuyo estudio ha evolucionado significativamente. Algunas teorías como las inteligencias múltiples, la inteligencia triárquica y la inteligencia emocional han enriquecido nuestra comprensión, mostrando que esta capacidad no puede reducirse a un solo número. En México, por ejemplo, los enfoques de inteligencia emocional están siendo aplicados en programas educativos para promover habilidades sociales y emocionales en estudiantes. Mientras que, las pruebas de CI tradicionales aún se utilizan en procesos de selección académica. Además, los avances en genética han revelado que la inteligencia es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales, lo que ha abierto nuevas áreas de investigación en psicología y neurociencia.
[1] Capacidad para usar el cuerpo con precisión y coordinar movimientos de manera eficiente.
[2] Características observables físicas de un organismo, que resultan de la interacción entre su información genética y el ambiente.
Para más información consulte:
Cabas-Hoyos K., González-Bracamontes Y., Hoyos-Regino P. (2017). Teorías de la inteligencia y su aplicación en las organizaciones en el siglo XXI: una revisión. Clío América. 11(22), 254–270. https://doi.org/10.21676/23897848.2445
Ganuthula V.R.R., Sinha S. (2019). The looking glass for intelligence quotient tests: the interplay of motivation, cognitive functioning, and affect. Front. Psychol. 10(2857). https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.02857
Plomin R., Von Stumm S. (2018). The new genetics of intelligence. Nat. Rev. Genet. 19(3), 148–159. https://doi.org/10.1038/nrg.2017.104
Dra. Yareli Lizbeth Rojas Salazar I Hospital Central del Estado de Chihuahua,
Chihuahua, México. Dr. Emiliano Gómez Montañez I Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México, Méx.
Fecha de publicación en línea: 28 de julio, 2025.
Citar este artículo como:
Lizbeth R.S.Y., Emiliano G.M.E. (2025). Inteligencia: más allá de los test y las teorías. Ciencia Cakotanú. 6(2), 4–5. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/v6n2-2025/inteligencia-más-allá-de-los-test-y-las-teorías