Volumen 4. Número 4 / 2023

Un mensaje oculto

Dra. Paola Rossy García Sosa

Seguramente, en tiempos de lluvia, por las noches, has notado el patio de tu casa adornado con visitas nocturnas un tanto inesperadas… unos insectos regordetes, color marrón, revoloteando unos con otros, como experimentados danzantes, me refiero a los escarabajos. También, seguramente al dirigir tu mirada hacia la pared, ahí están, unos pequeños individuos alados parecidos a las mariposas, pero sin la misma majestuosidad de color y tamaño, una versión simple de ellas, con alas pequeñas de color opaco, también llamadas palomillas o polillas. ¿Has notado algo más que llame tu atención?, ¿quizá dos pelos que sobresalen de su cabeza o unas antenas que parecen una corona? ¿Notaste qué “se reunían para algo”?


Independientemente de la hora del día, cuando un grupo de insectos se reúnen a revolotear, pareciera que algo les permite saber qué hacer o qué necesitar. Algo que no podemos ver, pero que deducimos que existe. Actualmente, sabemos que los insectos y las plantas se comunican, y ese “algo” proporciona información que puede ser vital para encontrar alimento o algún compañero para fines reproductivos e incluso el lugar idóneo para dejar su descendencia.


La ecología química reconoce la existencia de una comunicación entre plantas e insectos. Esta comunicación se basa en mensajes mediados por sustancias químicas que favorecen las interacciones entre diferentes especies. Para aquellas diminutas máquinas aladas dotadas de perfección en cuanto a ingeniería se refiere, es de vital importancia contar con un sofisticado sistema de detección y procesamiento de información para la preservación de su especie.  Por lo tanto, sus antenas y sistema nervioso, les permiten detectar hasta la más mínima molécula que pueda ser biológicamente relevante y, en consecuencia, responder a ella. 


La ecología química también se encarga de descifrar esos mensajes tan importantes para los insectos. De esta manera, sabemos que plantas hospederas o las futuras parejas de los insectos emiten aromas, hablando químicamente emiten moléculas de bajo peso molecular llamados compuestos volátiles, que proporcionan información sobre la calidad de vida de los insectos, esto les permite a los organismos tomar la mejor decisión y elegir al mejor candidato o candidata con un elevado potencial. 


A partir de esas observaciones se ha construido un nuevo conocimiento que permite obtener, analizar, identificar e implementar los compuestos volátiles en estrategias de manejo de plagas agrícolas como “modificadores del comportamiento”, sin la necesidad de usar químicos sintéticos perjudiciales al ambiente y a la salud humana. Esto favorece la producción y rendimiento de los cultivos. Uno de los ejemplos más exitosos hasta el momento, es el sutil engaño con el uso de feromonas sexuales, es decir, compuestos volátiles específicos para cada especie, que al ser emitidos al ambiente permite que los insectos sean atraídos a la distancia. 


Como si una fuerza ajena les obligará a seguir la fuente de emisión del aroma. En el cultivo de maíz, se utilizan cápsulas con feromona sintética de gusano cogollero (Spodoptera frugiperda J.E. Smith), para el monitoreo o captura masiva de machos adultos, esto evita el encuentro con la hembra y por ende la cópula, generando una confusión sexual y desorientación en el macho, evitando una infestación en el cultivo. Algunas otras feromonas sirven para señalizar un fruto ocupado (feromonas de marcaje), así otros insectos de la misma especie evitarán utilizar el mismo recurso. Como algunas especies de las moscas de la fruta (familia Tephritidae) que utilizan esta estrategia para garantizar el desarrollo de la progenie. ¿Pues a quién le gustaría dejar a sus hijos competir por alimento?

 

Por otro lado, se ha investigado el papel que desempeñan los lípidos cuticulares (hidrocarburos cuticulares) de los insectos, es decir, los lípidos que se encuentran en la parte externa de los insectos. Además de evitar la pérdida de agua, estos lípidos están estrechamente involucrados en el reconocimiento entre miembros de la misma especie y proporcionan información de la edad, sexo y estado fisiológico, por lo cual son llamados feromonas de contacto. 


Debido a la importancia de todos estos compuestos, en el laboratorio de Ecología Química de Insectos “Dr. A. René Arzuffí Barrera” del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos del Instituto Politécnico Nacional, nos interesamos en estudiar los volátiles que actúan a larga y corta distancia como modificadores de comportamiento y proponerlos como estrategia de manejo para insectos con importancia agrícola del Estado de Morelos.

Para más información consulte:

Dra. Paola Rossy García Sosa I Laboratorio de Ecología Química de Insectos, Centro de Desarrollo de Productos Bióticos del Instituto Politécnico Nacional. México.

Fecha de publicación en línea: 24 de enero, 2024.

Citar este artículo como:

García S.P.R. (2023). Un mensaje oculto. Ciencia Cakotanú. 4(4), 11-13. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/un-mensaje-oculto