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El comercio de animales silvestres provoca el surgimiento de epidemias
M.C. Jorge Adrián Serrano.
Actualmente, se tiene bien documentado que el origen del coronavirus tipo 2, causante del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-COV-2) y de la pandemia de la COVID-19, ocurrió en un mercado de mariscos y animales exóticos en la ciudad de Wuhan, China, a finales del 2019. Los análisis genéticos del SARS-COV-2 indican que se transmitió de murciélagos a humanos, posiblemente teniendo como intermediario al pangolín (Manis javanica Desmarest), un mamífero parecido al armadillo. Este tipo de transmisión de virus entre animales y humanos se denomina zoonosis.
Desafortunadamente, previo a la pandemia de la COVID-19 (declarada oficialmente por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo del 2020), la comunidad científica tenía ya registrados varios casos de zoonosis virales con la capacidad de transmitirse a los humanos. Las cuales, se convirtieron en epidemias confinadas a sus zonas geográficas de origen. Por ejemplo, en las últimas dos décadas aparecieron brotes de: el virus del síndrome respiratorio agudo grave SARS-CoV-1 en China (2002) cuyo origen fue asociado con las civetas (Paguma larvata C.E.H. Smith); el virus de la gripe aviar H5N1 en Tailandia y China (2004) que se detectó en patos de corral (Anas spp.); el virus de la influenza H1N1 en México y Estados Unidos (2009) que se originó en cerdos domésticos (Sus scrofa L.); el virus MERS-CoV o coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente en Arabia Saudita (2012) con origen en camellos (Camelus dromedarius L.); el Ébola en África Occidental (2014) que se transmitió de murciélagos de la fruta (Hypsignathus monstrosus Allen, Tomes y Myonycteris torquata Dobson) a humanos y, finalmente, el SARS-CoV-2 en China (2019) cuyo portador principal fueron los murciélagos herradura (Rhinolophus affinis Horsfield).
Los eventos zoonóticos descritos anteriormente muestran una clara constancia en los últimos 20 años sobre epidemias causadas por virus. Cada una de estas epidemias tuvo el potencial de convertirse en una pandemia, así como ocurrió con el SARS-CoV-2. De hecho, desde la aparición en el 2002 del SARS-CoV-1, se pueden encontrar varias publicaciones de artículos científicos entre el 2003 y 2007, que advertían sobre el riesgo de seguir consumiendo carne de murciélago y de otras especies de mamíferos. Así como la necesidad de invertir recursos económicos por parte de los gobiernos para monitorear posibles brotes de nuevos coronavirus.
Otro patrón observado es que todos estos virus tuvieron su origen en especies de mamíferos cuya carne se consume, algunas veces por necesidad y otras por ser un lujo culinario. Por ejemplo, en los países africanos Guinea, Liberia y Sierra Leona, en donde ocurrió la epidemia de ébola en 2014, la producción ganadera es escasa, por lo que se consumen animales silvestres como monos, chimpancés, gorilas, murciélagos, puercoespines y ratas. En el caso de China, el tráfico de animales silvestres representa un negocio de 74 mil millones de dólares y es el modo de subsistencia de 14 millones de personas, tanto de manera legal como ilegal. Varios de los mercados donde se realiza este tipo de comercio, como el mercado de Wuhan, también son sitios de sacrificio y tiraderos de vísceras. En este país asiático es común el consumo de tejones, cachorros de lobo, zorros, puercoespines, murciélagos, serpientes, ratas de bambú, civetas y aleta de tiburón.
En el caso de la influenza H1N1, no está claro dónde se originó exactamente, pero las investigaciones indican que pudo aparecer en un rastro ubicado en la frontera entre México y Estados Unidos. Por el estudio de su material genético fue posible identificar que la H1N1 contiene información viral de una cepa de aves, dos cepas de cerdos y una de humano. Si bien la industria porcina tiene estrictos controles de calidad para la venta y comercialización de carne en ambos países, no ocurre lo mismo con los desechos producidos en los mataderos; los cuales se vierten a cuerpos de agua como ríos y lagos o se crean fosas de homogeneización que tienen baja eficiencia en la remoción de materia orgánica.
La comercialización de animales silvestres ocasionada por los patrones de consumo o de producción industrial está estrechamente relacionada con la aparición de zoonosis, las cuales tienen el potencial de convertirse en pandemias, como ocurrió con el SARS-CoV-2. La situación se agrava porque ni industria, ni gobiernos, ni consumidores asumen el costo ecológico que implica la explotación y extracción de estas especies de su hábitat. De acuerdo con la frecuencia promedio de aparición de zoonosis descritas previamente, aproximadamente cada tres años la humanidad podría estar enfrentando una nueva zoonosis que provoque otra pandemia.
Para más información consulte:
Bassets M. (2020). David Quammen: “Somos más abundantes que cualquier otro gran animal. En algún momento habrá una corrección”. El país. https://elpais.com/ciencia/2020-04-18/somos-mas-abundantes-que-cualquier-otro-gran-animal-en-algun-momento-habra-una-correccion.html?ssm=FB_CC_MAT&fbclid=IwAR0F2S2GjQrwwKj4n2hWtiBZfZa463epxCrN25ZAhg-sWC8XLWTIBJwPg-w (Fecha de acceso: 2 de marzo, 2022).
Cortés M.E. (2020). Coronavirus zoonótico SARS-CoV-2: la búsqueda del misterioso hospedero intermediario. Rev. Med. Hered. 31(2), 138-140. https://doi.org/10.20453/rmh.v31i2.3781
Reina J. (2020). El SARS-CoV-2, una nueva zoonosis pandémica que amenaza al mundo. Vacunas. 21(1), 17-22. https://doi.org/10.1016/j.vacun.2020.03.001
M.C. Jorge Adrián Serrano I Egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Fecha de publicación en línea: 13 de noviembre, 2024.
Citar este artículo como:
Jorge Adrián Serrano (2022). El comercio de animales silvestres provoca el surgimiento de epidemias. 3(3), 2-4. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/v3n3-2022/el-comercio-de-animales-silvestres-provoca-el-surgimiento-de-epidemias