Cannabis: el reto ha comenzado

El uso de cannabis, o marihuana, con fines medicinales está profundamente arraigado a través de la historia. Sin embargo, a lo largo de las décadas esta planta ha transcurrido en un estatus legal ambiguo, impulsado por factores políticos y sociales más que por la opinión científica. Hay dos especies de marihuana comúnmente utilizadas por sus propiedades psicoactivas y/o medicinales: Cannabis sativa L., y Cannabis indica Lam. 

C. sativa se utiliza generalmente para tratar depresión, estimular la creatividad y el pensamiento, reducir dolores crónicos y náuseas. Esta planta tiene como componente activo principal una molécula llamada tetrahidrocannabinol (THC), el cual tiene una forma tridimensional similar a un neurotransmisor (molécula encargada de enviar mensajes químicos entre las células nerviosas) llamado anandamida, producido naturalmente por nuestro cuerpo. 

La anandamida es también conocida bajo el nombre de “la molécula de la felicidad interna”, y su nombre se deriva de la palabra sánscrita. Ananda, que significa “portador de paz y felicidad interna”. 

Por otro lado, C. indica es utilizada principalmente para reducir la ansiedad y estrés, así como disminuir calambres y/o convulsiones. El uso de C. indica está relacionado con una sensación de somnolencia y pasividad, y se cree que en general las plantas de C. indica contienen menor proporción de THC, en comparación con las de C. sativa. 

Pero el THC no es la única molécula característica de las plantas de marihuana, existen al menos 5 diferentes cannabinoides (familia de moléculas relacionadas con el THC) que pueden tener diferentes usos terapéuticos. Por ejemplo, el cannabidiol (CBD), no tiene efectos psicoactivos conocidos, y recientemente ha sido el objetivo de investigación en muchas áreas terapéuticas debido a que puede activar diferentes reacciones en el sistema nervioso central provocando un efecto relajante, antidepresivo y/o anti-inflamatorio. Actualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) solo ha aprobado un fármaco llamado Epidiolex®, el cual contiene CBD purificado, y que se utiliza en pacientes con convulsiones asociadas con el Síndrome de Dravet. Países como Alemania, Estados Unidos y Canadá, han reportado evidencia sobre el uso de algunos cannabinoides para uso medicinal. Por ejemplo, se ha observado que el uso de tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD) reducen significativamente las náuseas en pacientes con cáncer, posterior a ser tratados con quimioterapia. Por otro lado, el uso de cannabidiol (CBD) en células agresivas de cáncer de mama, ha mostrado una reducción sobre la dispersión y metástasis hacia otras áreas del cuerpo. 

De manera similar, el uso de Cannabis spp., con fines recreativos es legal en Uruguay, Canadá y algunas partes de los Estados Unidos, mientras que su uso médico está autorizado en al menos 30 países. En México, el 19 de noviembre del 2020, el Senado de la República aprobó despenalizar y regular el consumo personal de la marihuana en todo el país. ¡Esperemos que esto tenga un impacto en la investigación científica sobre la planta, su composición y sus potenciales usos medicinales! Sin duda nos encontramos en un período de gran oportunidad para el desarrollo de conocimiento respecto al tema. Sin embargo, es muy importante no dejar de lado que mientras no exista una regulación sobre el contenido de THC y CBD en las variedades de marihuana que se cultivan en México, su consumo debe ser responsable, ya que su uso en exceso, o en etapas previas al término de la adolescencia (16-18 años), puede originar dependencia y problemas de aprendizaje. Así que la comunidad científica de México tiene un reto de interés no solamente de salud pública, sino social para des-estigmatizar a una planta y sus propiedades.