Volumen 2. Número 2. Abril-Junio, 2021. 

Bacterias al ataque: cambiar o morir

M.C. Joaquín Moreno Contreras

El que resiste persiste, reza una frase popular. Esta afirmación puede aplicarse también cuando hablamos de microorganismos como las bacterias. En el cuerpo humano podemos encontrar una gran cantidad de bacterias, las cuales no nos causan daño (no patógenas) y que son importantes para el correcto funcionamiento de órganos como el estómago o la piel. Por otra parte, existe otro tipo de bacterias que pueden llegar a enfermarnos (patógenas). Aunque las bacterias patógenas son relativamente pocas, la mayoría son de importancia médica, ya que nos pueden causar serias complicaciones o incluso la muerte.


Las bacterias patógenas se han combatido desde 1928, cuando el microbiólogo Alexander Fleming descubrió el primer antibiótico; la penicilina, una molécula producida de manera natural por el hongo Penicillium notatum Thom. Los antibióticos son fármacos utilizados en el tratamiento de infecciones causadas por bacterias, ya que pueden inhibir su crecimiento o matarlas. Existen diferentes familias de antibióticos, las cuales se diferencian por sus mecanismos de acción.


Aunque los antibióticos han sido de gran importancia en la salud pública, su uso indiscriminado ha generado el surgimiento de bacterias que son resistentes a la acción de estos fármacos. ¿Cómo es esto posible? Pues bien, la resistencia a antibióticos es un fenómeno natural, ya que las bacterias pueden evitar la acción de agentes anti-bacterianos generando la capacidad de adquirir o desarrollar resistencia a estos productos. Por ejemplo, cuando una población de bacterias es sometida a un tratamiento con antibióticos, pueden existir o generarse algunas bacterias que son capaces de continuar con su crecimiento, estas “bacterias resistentes” continúan creciendo mientras que el resto mueren. De esta manera, mediante un proceso de selección, se genera una nueva población resistente a la acción del antibiótico utilizado.


La nueva población bacteriana resistente se genera por cambios (mutaciones) o por la transferencia entre bacterias, de genes en forma de material extracromosómico (plásmidos de ADN). En estos genes se encuentra la información necesaria para que la bacteria pueda evadir la acción del antibiótico, mediante diversos mecanismos como: minimizar la concentración del antibiótico dentro de la bacteria y disminuyendo su ingreso o aceleración de salida; generando cambios, mediante mutaciones, en el blanco reconocido por el antibiótico; y/o inactivando el antibiótico mediante su destrucción (hidrólisis) o modificándolo directamente. Cuando una bacteria es resistente a tres o más familias de antibióticos se le considera como multidrogoresistente (MDR). El surgimiento de bacterias patógenas MDR es un problema de salud mundial que afecta al ser humano y a los animales, ya que provocan enfermedades que son difíciles de curar o incurables con los antibióticos actuales.


Si bien la resistencia bacteriana a los antibióticos representa un gran desafío de salud pública mundial, existen estrategias individuales y colectivas que tienen como propósito evitar el surgimiento de nuevas bacterias resistentes. Por ejemplo, como pacientes, debemos de tomar antibióticos únicamente cuando un médico lo prescriba, y lo más importante, completar el tratamiento. El personal de salud debe de recetar antibióticos únicamente cuando sea necesario; informar a los pacientes sobre el uso correcto (dosis y tiempo del tratamiento); notificar a las autoridades correspondientes la presencia de infecciones persistentes, entre otras. De manera similar, la mayoría de los países tienen leyes que regulan la prescripción, uso y eliminación apropiada de los antibióticos, además de contar con sistemas de vigilancia epidemiológicos que vigilan la aparición de infecciones resistentes.


Ante esta situación y de acuerdo con lo anterior, la generación de fármacos con nuevos mecanismos de acción, métodos de diagnóstico que permitan la identificación de nuevas cepas y el desarrollo de terapias alternas como el uso de virus que infectan de manera específica a las bacterias (bacteriófagos), serán de vital importancia. Además de esto, una de las mejores armas con las que contamos para combatir la aparición de nuevas cepas resistentes, es la PREVENCIÓN. Por tal motivo, es recomendable que adoptemos medidas tan sencillas como el lavado de manos, la preparación de alimentos en condiciones higiénicas, mantener la sana distancia y medidas de higiene en presencia de personas enfermas, así como mantener nuestro esquema de vacunación actualizado.

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M.C. Joaquín Moreno Contreras es estudiante de posgrado en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.


Fecha de publicación en línea: 28  de febrero, 2023.

Citar este artículo como:

Moreno Contreras J. (2021). Bacterias al ataque: cambiar o morir. 2(2), 4-5. También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/bacterias-al-ataque- cambiar-o-morir