Volumen 1. Número 1. Octubre-Diciembre, 2020.

La modificación genética en la agricultura

Autor. M.C. Neftaly J. Cruz Mireles.

A los mexicanos nos gusta “modificar” lo que comemos. Si tomamos una tortilla y le ponemos carne en el centro, hacemos un taco. Si al taco lo enrollamos y lo freímos en aceite, tenemos una flauta. Pero si a las flautas las bañamos con salsa de tomate y les ponemos queso fresco por encima, terminamos con unas deliciosas enchiladas. Así como transformamos nuestros platillos, también hemos modificado las mismas plantas que nos proveen ingredientes. Desde nuestros orígenes, los mexicanos hemos transformado plantas comestibles con el objetivo de adaptarlas a nuestro beneficio. Este proceso se conoce como domesticación, y fue así como por medio de cruzas a lo largo de cientos de años hicimos que ciertas plantas fueran más adecuadas a nuestras necesidades. 


Se estima que en México se han domesticado más de 100 especies de plantas de alto valor comercial, entre las que se pueden mencionar el maíz, el frijol, la calabaza, el amaranto, el cacao, la papaya, el cacahuate y el jitomate. Por ejemplo, el maíz tal como lo conocemos actualmente, resultó de la domesticación de una planta ancestral conocida como teocintle. De esta manera, una planta con mazorcas de apenas 6 cm de longitud y granos muy escasos, fue modificada a través de cruzas para rendir mazorcas que pueden alcanzar más de 30 cm y desarrollar granos abundantes. Dicho de otra forma, si no fuera por la domesticación, habríamos necesitado de un gran número de plantas de teocintle para cocinarnos un plato de enchiladas. 


Actualmente, se sabe que la domesticación fue posible gracias a que nuestros antepasados manipularon indirectamente el material genético de los vegetales a través de las características visibles que se deseaban. Por ejemplo, se dieron cuenta de que algunas plantas de teocintle generaban mazorcas más grandes o con más granos y las fueron seleccionando para cruzarlas entre ellas. Esto significó que su material genético de ácido desoxirribonucleico (DNA) encargado de almacenar y transmitir toda la información necesaria para el desarrollo de las funciones de un organismo, experimentara cambios que se volvieron permanentes a lo largo del tiempo. 


Actualmente, los científicos pueden modificar diferentes especies vegetales directamente desde su material genético y en mucho menor tiempo. Es decir, los avances tecnológicos han permitido lo mismo que la domesticación, pero ahora de una manera más rápida y dirigida. Por ejemplo, ahora podemos modificar maíz a través de un método conocido como biobalística, donde microesferas que contienen fragmentos de DNA son “bombardeadas” a tejidos embrionarios de una planta con el fin de modificarla genéticamente. Es así como ahora tenemos variedades de maíz enriquecido con vitamina-A. También es posible modificar jitomates para hacerlos ricos en antioxidantes. Esto se ha realizado usando una bacteria conocida como Agrobacterium tumefaciens Smith & Townsend, que permite insertar fragmentos de DNA en el genoma de las plantas. Con suerte, podría llegar el día en el que podremos adquirir nuestra dosis necesaria de vitaminas y antioxidantes con solo comernos unos tacos acompañados de una buena salsa de tomate. 


No obstante, la modificación genética de organismos en laboratorio (comúnmente conocidos como organismos transgénicos) y su implementación en la agricultura ha sido muy controvertida. Aunque existen muchos alimentos creados a base de dichos cultivos, su uso implica muchas restricciones e incluso hay países en donde las leyes no permiten su siembra. Pese a las posturas muy polarizadas que despiertan los transgénicos, es importante resaltar que han ocasionado una de las revoluciones tecnológicas más recientes por su impacto en la producción de alimentos y de materias primas de origen agropecuario. Los adelantos científicos para modificación de cultivos no se detienen. Cada vez surgen herramientas más precisas y con menos “contras” durante la modificación genética, como la tecnología de CRISPR/Cas9. En un principio, la agricultura nos cambió como especie al hacernos sedentarios. Ahora, las nuevas herramientas de biología molecular y su uso en la modificación de alimentos nos están permitiendo cambiar a la agricultura en consecuencia. 

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Citar este artículo como:

Cruz Mireles N.J. (2020). La modificación genética en la agricultura. Ciencia Cakotanú. 1(1), 3-4.  También disponible en: https://www.cienciacakotanu.com/contenido/artículos/la-modificación-genética-en-la-agricultura

M.C. Neftaly J. Cruz Mireles.

Egresado de la UNAM y estudiante de doctorado en la Universidad de East Anglia, Norwich. Reino Unido.

Twitter: @NeftalyCM

Fecha de publicación en línea: 12  de septiembre, 2020.

Última fecha de modificación: 3 de septiembre, 2022.